Yoga Rahasya retiro en familia

Integrando la espiritualidad a la vida y la familia

El pasado 3 al 6 de junio tuvimos un hermoso retiro tratando un tema tan necesario: integrando la práctica del Yoga a la vida y la familia.
 
El Yoga es un camino de iluminación y liberación, y aunque personal e íntimo, debe ser integrado a la vida real y cotidiana.
 
La agenda diaria contrastaba prácticas matinales de asana, pranayama y meditación, con enseñanzas y charlas donde pudimos conversar sobre las formas prácticas en que podemos armonizar nuestra vida espiritual con la vida en el mundo y la familia.
 
Uno de los puntos que recalcamos es que muchas escuelas o movimientos espirituales no siempre abren sus puertas a la realidad de familias con hijos, esto significa aceptar que los niños hacen ruido, que hay mayor movimiento e inquietud, pero eso significa también cerrar puerta a la inocencia, la franqueza, a la creatividad y la risa hermosa de los niños.
 
No podemos pretender que los niños van a estar inmóviles, levitando y comunicándose telepáticamente para jugar entre ellos. Es nuestra serenidad y coherencia las que se deben actualizar para darles a los niños un espacio seguro para crecer en amor, sonrisas y seguridad. La disciplina debe ser desde el amor y sobre todo el ejemplo.
 
Otro de los temas que tratamos fue el hecho de que si hablamos de integrar “espiritualidad” a la vida diaria, primero debe haber “espiritualidad”, eso es una “práctica espiritual”, pues sin ella no hay nada que integrar. 
 
Revisamos definiciones de espiritualidad y hablamos de formas prácticas de ir desarrollándola en nuestra vida y cómo adaptarla al quehacer cotidiano.
 
Los días tenían también dinámicas para niños y jóvenes, arte en mandalas, caminatas a las cascadas y contacto con la Madre Naturaleza. La verdad es que los niños disfrutaron muchísimo… y los adultos también.
 
Los niños y jóvenes tuvieron oportunidad de caminar por los huertos y trabajar con nuestra querida Carmen Lluglla, residente de Ulba y dedicada a cuidar el Ashram del Padrecito Dávila. Con mucho amor Carmen les enseñó a los niños a tratar la tierra, cómo prepararla para sembrar, abonar y respetarla. Cosecharon aguacates, mandarinas, naranjas, entre otros.
 
¡El menú también fue muy especial! Al tener gente de menor edad, se optó en la cocina del Ashram por tener en esos días pizzas artesanales, burritos, y más deliciosas opciones vegetarianas.
 
Fogatas con Kirtan cubiertos del cielo estrellado, música devocional al aire libre, fueron bendiciones que enmarcaron nuestras tardes y noches.
 
Fueron días de mucho crecimiento y compartir. Toda la comunidad de asistentes ratificó su deseo de regresar a un retiro de familia, por lo que ya estamos organizando fechas.
 
Disfruta estas fotos.
 
¡Jai Sri Radhe!

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